NORMA
En la Galia ocupada por los romanos, hacia el año 50 a. C.
ACTO PRIMERO
Es noche de luna llena y un grupo de druidas, encabezado por Oroveso, el padre de Norma, se reúne para el ritual sagrado de la recogida del muérdago (Ite sul colle, o druidi). Esperan una señal del dios Irminsul para romper la tregua y reanudar la guerra contra Roma.
Cuando los druidas se alejan, entra el procónsul romano Pollione, acompañado por el centurión Flavio (Svanir le voci!). Pollione es el amante secreto de la sacerdotisa Norma, con la que tiene dos hijos, pero recientemente se ha enamorado de otra sacerdotisa, la joven Adalgisa. Sin embargo, lleno de remordimientos explica a su amigo un sueño que ha tenido en el que Norma le separa de Adalgisa (Meco all’altar di Venere).
Los romanos se van y regresan los druidas. Aparece Norma (Norma viene), encargada de recolectar el muérdago sagrado. La sacerdotisa habla al pueblo galo afirmando que el tiempo de la guerra contra Roma aún no ha llegado (Sediziose voci, voci di guerra) y asegura que Roma caerá por culpa de sus propios vicios. Acto seguido corta el muérdago con una hoz y lo ofrece a la diosa de la luna (Casta diva). Norma termina diciendo que cuando llegue la hora en que Irminsul reclame la sangre romana ella misma lo manifestará. Pero secretamente sufre por su amado Pollione (Ah! bello a me ritorna).
Todo el mundo se va menos Adalgisa que queda sola en escena y ruega a Irminsul que la ayude a resistir el amor que siente por el procónsul romano (Sgombra è la sacra selva). Éste entra y suplica a la joven que no lo deje (Va, crudele, al Dio spietato). Ella se resiste a romper sus votos, pero Pollione, que tiene que regresar a Roma, insiste en que lo acompañe (Vieni in Roma). Finalmente, Adalgisa, a pesar de ser consciente de su perjurio, accede a huir con él.
Norma se retira al bosque, al lugar donde oculta a sus dos hijos. Está preocupada porque ha oído que Pollione vuelve a Roma y teme quedarse sola. Ordena a la fiel Clotilde que esconda a los niños (Vanne, e li cela entrambi) y acto seguido entra Adalgisa. Ésta viene a pedir consejo a Norma y le confiesa que se ha enamorado, tan profundamente que está a punto de romper sus votos. Norma recuerda su propio caso (Oh! Rimembranza!) y es indulgente con Adalgisa: dado que aún no ha pronunciado los votos definitivos es libre de seguir a su amado.
De repente entra Pollione y Norma, al saber que él es el objeto del amor de Adalgisa, cambia radicalmente de actitud y desata una gran cólera contra el romano (Oh! di qual sei tu vittima). Adalgisa, entonces, conoce toda la verdad de la relación de Norma y Pollione y, mientras aquella amenaza con la guerra, éste la desafía (Vanne, si: mi lascia, indegno). A lo lejos que oye el gong que convoca Norma al templo.
ACTO SEGUNDO
Norma, con un puñal en la mano, contempla cómo sus hijos duermen. Quiere matarlos para evitar que vayan a Roma con Pollione (Dormono entrambi). Su amor de madre, sin embargo, no se lo permite.
Norma hace venir a Adalgisa, a quien confía los niños con el ruego de que los lleve con su padre y se case con él (Deh! con te, con te li prendi). Adalgisa, a pesar de haber jurado cumplir los deseos de Norma, se niega y prefiere renunciar a Pollione con el fin de que éste vuelva con la madre de sus hijos (Mira, o Norma). Las dos sacerdotisas se juran amistad para siempre (Sì, fino all’ore estreme).
Oroveso manifiesta a los druidas que el sucesor de Pollione será aún más odioso que éste (Guerrieri! a voi venirne). Ante la incertidumbre de que Norma se decida por la guerra acuerdan disimular sus sentimientos y su odio ante los romanos. Norma llega al templo de Irminsul convencida de que Pollione volverá con ella (Ei tornerà). Clotilde, sin embargo, le hace saber que el procónsul quiere raptar a Adalgisa dentro del templo. Norma, furiosa, hace sonar el gong y convoca al pueblo. Ante todo el mundo, anuncia guerra total contra Roma (Guerra, guerra!).
Pollione, mientras tanto, ha sido detenido dentro del templo y es llevado a la presencia de Norma, Oroveso y los druidas. Oroveso pide a su hija que lo sacrifique al dios, pero ella no puede y pide que la dejen sola con él.
Norma ofrece a Pollione salvarle la vida, pero a cambio de que deje a Adalgisa (In mia man alfin tu sei). Pollione no acepta y ella lo amenaza, primero con matar a sus hijos y, después, con matar a Adalgisa. El procónsul le ruega que no lo haga y ofrece su vida a cambio. Norma, sin embargo, está decidida a ir hasta el final (Già mi pasco ne’ tuoi sguardi).
Norma convoca a todos los druidas y les anuncia que añade una nueva víctima para sacrificar a Irminsul: una sacerdotisa perjura que ha roto sus votos. Pollione, pensando que se refiere a Adalgisa, le ruega que no descubra su nombre, pero Norma sorprende a todos diciendo que es ella misma.
Oroveso y los druidas están horrorizados. Norma se dirige a Pollione para decirle que, a pesar de todo, no ha podido huir de ella porque sus destinos están fatalmente unidos (Qual cor tradisti, qual cor perdesti). Norma encomienda sus hijos a Oroveso (Deh! non volerli vittime) y, juntamente con Pollione, se dirige a morir en la hoguera.
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