GOYESCAS
La acción en Madrid, hacia 1800
ESCENA PRIMERA
En los alrededores de la ermita de San Antonio de la Florida, cerca del río Manzanares, una multitud, formada sobretodo por majos y majas, disfruta de una fiesta al atardecer, con bailes, cánticos y juegos del pelele. Llega con aires de seductor el torero Paquiro, que es aclamado, sobretodo por las mujeres, a pesar de que saben que su corazón tiene propietaria: la bella Pepa que llega seguidamente en su calesa y es igualmente aclamada. No mucho después llega una litera, acompañada de lacayos. Es Rosario, una dama noble que viene a encontrarse con su amante, don Fernando, capitán de la Guardia Real.
Paquiro al ver la misteriosa dama acude en seguida y la reconoce, pues en el pasado asistió a un baile del candil, un baile popular, y la invita a otro aquella misma noche. Todo esto ha sido visto y oído por Fernando que, celoso, se encara con el torero y le dice que efectivamente, Rosario acudirá al baile, pero acompañada por él. Pepa, sintiéndose menospreciada por Paquiro, reacciona llena de celos y jura vengarse de Rosario.
ESCENA SEGUNDA
Tiene lugar el baile del candil. Llegan Fernando y Rosario y la actitud arrogante de él consigue que todo el mundo se sienta ofendido y se le ponga en contra. Paquiro quiere bailar con Rosario y Pepa, vengativa, no para de incitar y ofender a la pareja rival. La cosa se complica y los dos hombre tienen que ser sujetados para evitar una pelea. Ante el ambiente violento, Rosario se desmaya. Paquiro y Fernando aprovechan para concertar lugar y hora para un duelo y cuando la dama vuelve en si, se va del baile acompañada por su amante. La escana termina con un fandango.
ESCENA TERCERA
Es de noche. En el jardín de la residencia de Rosario ésta está sentada en un banco escuchando el canto de un ruiseñor. Cuando entra en su casa aparece Fernando que la contempla en la ventana. Tiene lugar un apasionado dúo de amor que es interrumpido por la campana que señala la hora del duelo con Paquiro. Fernando se va y Rosario, temiendo alguna cosa grave, lo sigue. En la oscuridad se oye un grito: es Fernando que ha sido mortalmente herido por el torero. Rosario recoge a su amado, que muere en sus brazos.
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