COSÌ FAN TUTTE
Roger Alier
Ópera en dos actos de Wolfgang Amadeus Mozart, sobre un libreto original de Lorenzo Da Ponte. Estrenada en el Burgtheater de Viena, el 26 de enero de 1790, en presencia del emperador José II de Austria.
Elegante ópera bufa, es una farsa simétrica en su forma y en cierta manera es también un adiós al mundo de la música galante con suaves pinceladas de carácter rococó.
Había costado mucho que el emperador José II, que había regresado en muy mal estado de la guerra contra los turcos y disponía ahora de mucho menos recursos que antes para las diversiones de la corte, le encargara finalmente una nueva ópera a Mozart para que la hiciera con su colaborador más eficaz, Lorenzo Da Ponte. El encargo incluía la advertencia de que esta vez no se podría hacer un espectáculo del calibre de las dos óperas bufas anteriores realizadas por los autores (Le nozze di Figaro, 1786, y Don Giovanni, 1787). En lugar de la docena larga de personajes de estas dos creaciones, ahora Da Ponte y Mozart debían ceñirse a tan solo seis personajes e incluso el coro tenia intervenciones más reducidas aquí que en las dos óperas anteriores. Pero a Mozart no le harían falta grandes cantidades de cantantes ni de recursos para hacer la más perfecta de sus creaciones operísticas.
Así pues, esta pieza excepcional no tan solo tiene una instrumentación exquisita, sino que incluye muchos más números de conjunto (tríos, cuartetos, quintetos, etc.) de lo que era habitual. Y, por encima de todo, cabe señalar la exquisitez de algunos pasajes excepcionales, como el trío “Soave sia il vento” (acto I, con Fiordiligi, Dorabella y Don Alfonso) y el canon a cuatro voces del brindis nupcial (acto II, con Fiordiligi, Ferrando, Dorabella y Guglielmo), sin olvidar la deliciosa obertura con su juego de instrumentos de viento.
Se ha especulado mucho sobre el carácter eminentemente libertino de la historia que creó Da Ponte (que era un conquistador un tanto amargado por sus aventuras que no le habían proporcionado más que una visión pesimista de la vida). Por una vez, sin embargo, Da Ponte no recurrió a una obra literaria ya existente, sino que se inventó un argumento de carácter indudablemente galante sobre el tema de la infidelidad amorosa que, aunque en el título lo atribuye a las mujeres (Così fan tutte = “Así hacen todas”), en realidad afecta también a los hombres de la trama. Es una historia “moralista” de corte típicamente rococó, con final feliz y todo. La llegada del estilo romántico, pocos años más tarde, cubrió de oprobio a esta historia inverosímil: tanto Beethoven como Wagner la criticaron y supieron ver en ella la excelsitud de la música mozartiana, que fue recuperada por autores menos dogmáticos del siglo XX, como Richard Strauss, que supo apreciar que en esta obra Mozart llega a un nivel realmente excepcional y que inspiró al propio Richard Strauss en la creación de su Caballero de la rosa.
Y, en definitiva, la calidad no afecta solo a la música, sino que incluso el argumento de Da Ponte tiene el ingenio necesario para dibujar la psicología de cada personaje de la trama y para hacernos llegar el mensaje, que el protagonista escéptico y burlón, Don Alfonso, nos dicta al final de la ópera:
“Fortunato l’uom che prende
Ogni cosa pel buon verso”
(“Afortunado aquel que tomas todas cosas por el lado bueno”).
Si somos capaces de tomar esta historia bufa, pues, por el lado bueno de sus valores estéticos y por la alegría de vivir que respira, sin duda que Così fan tutte nos dejará un excelente recuerdo musical y teatral.
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